lunes, 19 de noviembre de 2018

09

Es increíble ver pasar, una rosa con sus espinas, segura de donde va y pendiente por donde camina. Usualmente se detiene en paisajes a observar, que la noche se aproxima y tiene que descansar. Al salir el sol toma fuerzas para continuar, mas el alma de ella vive, donde ya no quiere regresar.

Tristeza de la lluvia que la empapa al sollozar, contándole a las gotas, el nombre de su casualidad. Falta poco para que llegue al sitio que espera encontrar, pues al principio del camino una luz se ve brillar.

Un pétalo cae, otro y otro sin parar, cuando llega sólo tiene, las espinas sin igual. Cae en los brazos de la estrella que su alma ha de tranquilizar, La rosa ya no existe, sólo existen sus huellas, aquellas que fue dejando paso a paso con cautela.

Así en la vida somos, desgastados hemos de llegar, sólo procuremos vivir, a tiempo y de verdad.

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