viernes, 13 de noviembre de 2020

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 En la vida no hay nada más bonito, que coincidir con la persona con la que quieras vivirla.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Cansancio emocional.

 No es otra cosa que agotarse con la mera respiración necesaria. Sentir que todo pasa muy lento o muy rápido excepto a su tiempo. Soltar suspiros pesados sin motivo aparente, aunque los motivos son muchos y los suspiros tan pocos. Tener la necesidad de escapar sólo con acomodar la cabeza en la almohada y esperar que todo esté mejor cuando los párpados se abran nuevamente. No importa el día, la fecha o la hora, cuando un golpe de realidad llega sin permiso y deja un desastre a pesar de que ya lo seamos desde hace mucho. Las cosas se vuelven monótonas y lo que nos hacía sonreír ya no tiene gracia. Los sentimientos se vuelven daltónicos al igual que todo el entorno. No hay un espacio tranquilo para respirar por el simple hecho de que hasta el aire nos ahoga y ni la tristeza nos salva de distinguir existencia misma. Todo parece un caos, y que en efecto lo es. No obstante, esos momentos son necesario para descansar el alma, y poder diferenciar de lo que nos hace bien y lo que elegimos que nos haga mal. Y aunque los pulmones duelan al llenarse, es la mejor forma de sentir a la vida, la cual nos grita en el rostro inexpresable de que no todo dura para siempre.

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Los bastos sentimientos de una persona profundamente enamorada, se asemeja a la imposibilidad de la plena felicidad por no haber apreciado la tristeza en algún momento.

lunes, 15 de junio de 2020

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Perderse es un delito sólo cuando no te aventuras a encontrar lo que hace rico a tu ser.

¿Perdida?

La mayoría del tiempo (el cual es finito para los seres efímeros), pasamos buscando un lugar al cual pertenecer o un espacio para crear uno nuevo. En ocasiones creemos estar perdidos en un mar lleno de todo, sin fijarnos en las estrellas que muestran el rumbo cierto, pero, ¿Qué de nosotros si no sabemos descifrar lo infinito?. El inmortal tiempo nos consume, el oxigeno nos ahoga y al final el alma yace en lo profundo de un océano interminable y desconocido. 
De pronto los atardeceres no son especiales, ya no hay formas en las nubes, y los colores dejan de existir.
Entre tanta basura quizá te llegues a considerar una más, entre tantos pensamientos viciosos quizá estés girando en círculos, sin embargo, sólo el tener un insignificante espacio en el multiverso, tanto como la existencia propia, es la señal al azar certero, de que la mera alteración de tu ser desencadena un sin número de eventos, que para la suerte de uno mismo, el suspiro llamado vida se vuelve interesante a pesar del lastimero futuro incierto y del abrumador pasado escrito.
Perder para ganar, muchos dicen, pero desde mi perspectiva insensata y poco experimentada, el perder con la esperanza de ganar en algún momento, sólo lleva a la mediocridad de las aspiraciones. Una pérdida es una pérdida, inclusive si una ganancia viene en reemplazo, como la vida que se desperdicia cumpliendo con los estándares de la sociedad ganando una aceptación de parte de éste, pero perdiendo los propios sueños que con un poco de más esfuerzo, podría haber logrado. O un quinto suspiro gastado en un amor perdido, pudiendo regalar aquel gesto a un nuevo amor. 
El tiempo se va y las flores se marchitan sin dejarle espacio a la quietud de perderse sin intentar encontrarse, incluso en un espacio inexistente. 

jueves, 24 de octubre de 2019

¿?

Y ¿Qué pasa cuando las letras te consumen, el insomnio se adueña de tus sueños, respirar despacio ya no sirve, convencerte de que todo irá bien, ya no es suficiente? ¿Que se debería hacer cuando sentir es lo último que quieres y pensar es lo primero que haces? ¿Cuál es el mejor momento para soltar a la mejor persona que te dió momentos increíbles? ¿Dónde se queda esa parte de ti que ya no vuelve a tu cuerpo al pasar de los días? ¿Quién debería salvarte cuando te estás ahogando y no puedes salvarte de ti mismo? ¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste el calor, el frío, la humedad, la brisa, antes de dejar de hacerlo?  ¿Por qué vuelves a los lugares dónde te prometiste que ya no ibas a ir, o a las personas a las que te prometiste no regresar? ¿Cómo le explicas a los demás tus sentimientos, si lo único que quieres es no dar explicaciones? ¿Cuánto tiempo es necesario para huir, perderse y regresar a ti mismo? ¿Cuántos sueños puedes llegar a cumplir antes de que la muerte te visite y no hayas dejado en nadie el deseo de anhelar algo y conseguirlo? ¿Acaso la locura ya no es suficiente para soportar la pesada y fúnebre realidad que otros quieren que veas? ¿Quizá todo lo que te quede sea afrontar a la vida y a la muerte, sin siquiera flaquear con la mirada?


No lo sé, pero simplemente no te rindas. No es una frase de apoyo, mucho menos un consejo, más que nada es una regla.